Según Latitta, el color de los genitales de un individuo coincide con el de sus encías en un 89% de los casos, descartando situaciones excepcionales “donde la falta de higiene nos sorprende con colores propios del mejor Kandinsky”.
En la presentación de los resultados, los especialistas han mostrado fotografías de distintos glandes y el profesor Latitta ha retado a la audiencia a identificar cuál de ellos era el suyo tomando como base el color de sus propias encías. “El porcentaje de aciertos ha sido espectacular y ha habido incluso aplausos e intercambio de teléfonos”, confiesa Latitta.
El descubrimiento podría cambiar las relaciones afectivas y, especialmente, los rituales de cortejo. “No sería raro que, de ahora en adelante, la gente paseara por las discotecas y locales de moda con la boca abierta, como si estuvieran en un anuncio de dentífrico. Ya no será necesario ir al baño para decir ‘Eh, nena, esto es lo que traigo, este es el tema que yo propongo’”, insiste Latitta. El profesor pronostica asimismo una auténtica revolución en la odontología y la ginecología: “Que nadie se extrañe si va al dentista y le piden que se baje los pantalones como ocurre en algunas entrevistas de trabajo”, advierte.
Lo que el estudio no ha podido determinar aún es “el enigma de los huevos marrones”. Según Latitta, “no tiene ningún sentido que los testículos estén morenos si nunca les da el sol. Quizá es porque venimos del mono, que los arrastra siempre por el suelo. Si logramos implantar escroto en la cara de los albinos podemos solucionar muchos problemas estéticos y dermatológicos. Y crear otros, también. No sé, es un tema sobre el que debemos reflexionar”.
Ya sabéis, a sonreir mucho.
Noticia encontrada en internet, y ya se sabe que si lo dice internet, va a misa.
Feliz Navidad a todos, independientemente del color que tengáis los hue.....